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Abrazar la identidad bailando

Abrazar la identidad bailando

Sobre Soliloquio (Me desperté y golpeé mi cabeza contra la pared).
Texto: Rocío Estevez / Foto: Mariano Manizzi

Soliloquio comenzó el viernes 20 de mayo en la intersección de las calles 8 y 50 de la ciudad de La Plata. Allí, Tiziano Cruz inició su obra bailando junto a la compañía de danza Caporales Centralistas, haciendo una invitación a disfrutar de la cultura andina. Esta invitación implica despojarse de ciertas estructuras impuestas: Tiziano empieza su obra despidiéndose. Se despide de la estructura teatral aristotélica para reconocer sus orígenes y abrazarlos en escena. Esta despedida hace explícita la imposición de un orden que implica el despojamiento de la cultura andina y el blanqueamiento. Se expone la falsa idea de una Argentina blanca. En esta invitación al baile y al canto, Tiziano introduce unas coplas a las que les espectadores nos iremos sumando. En este canto hay un camino por recorrer, camino que presenta peligros.
Bailando y cantando junto a los Caporales por la calle cortada, llegamos al Centro de Arte de la UNLP, donde continuó la puesta en escena de Soliloquio. Pasamos de las calles, el lugar público, a un escenario de espacio cerrado. Al ingresar, Tiziano abraza a cada espectador y le da la bienvenida. Hace un gesto contrario a lo que hace un sistema expulsivo.

«El cuerpo del norte es aquel que, aún trasladándose a la ciudad, permanece en una zona de frontera, configurándose como frontera viva.»

El soliloquio hace una denuncia poética sobre la marginalidad y el borramiento de las identidades marrones del norte de nuestro país. El artista toma como partida para esto las cartas que escribió a su madre durante la pandemia en el 2020, estando él en Buenos Aires, y su madre en Jujuy. En estas cartas se expresan la pérdida y el duelo por una muerte injusta. El dolor necesita del lenguaje poético para ser expresado. De manera conmovedora, el artista pone en escena el sufrimiento de la marginalización. Me recuerda en su reminiscencia a lo familiar a aquel poema de Vallejo sobre el duelo que finaliza “Oye, hermano, no tardes/ en salir. Bueno? Puede inquietarse mamá”.
Hay en esta obra un diálogo imposible con lo perdido (lo arrebatado), pero también un llamado a aquella hermandad política que parece permanecer en alguna sombra de este sistema. El cuerpo del norte es aquel que, aún trasladándose a la ciudad, permanece en una zona de frontera, configurándose como frontera viva. Es en este conflicto que la puesta en escena de esta obra se hace absolutamente necesaria.
Hace falta el lenguaje del arte para manifestar la violencia y el sufrimiento. Es necesario decir bailando, decir cantando, actuando, escribiendo, trayendo los objetos del propio norte a la escena del centro. En palabras de Gloria Anzaldúa: “Escribo porque la vida no apacigua mis apetitos ni el hambre. Escribo para grabar lo que otros borran cuando hablo, para escribir nuevamente los cuentos malescritos acerca de mí, de ti.”

SOLILOQUIO – CICLO COMÚN (2022)
Ficha técnica
Intérprete: Tiziano Cruz. Dramaturgia: Tiziano Cruz. Corrección Literaria: Hugo Miranda Campos. Composición, diseño, programación y realización sonora: Luciano Giambastiani. Diseño de video: Matías Gutiérrez. Diseño de Iluminación:Cecilia Much. Fotografía: Mariano Barrientos. Participación especial: Grupo de Danza “Morenada Amigxs intocables de Retiro”. Dirección de Arte: Uriel Cistaro. Colaboración Artística: Rodrigo Herrera. Producción Artística: Luciana Iovane. Producción Ejecutiva: Ulmus Gestión Cultural. Dirección General: Tiziano Cruz.